En el interior de la vivienda, se encuentra una piscina de diseño sencillo pero atractivo, donde la combinación de materiales, texturas y luces aporta vitalidad al espacio húmedo. Uno de los logros destacados de esta casa radica en sus acabados, ya que se atreve a combinar y mezclar materiales en lugares que normalmente no se encuentran en los programas arquitectónicos convencionales. Por ejemplo, la mezcla de mármol blanco tipo Carrara y madera en el revestimiento de una pared de la sala, o la sensación generada por la presencia de numerosos muros enchapados en madera color parma en un espacio limpio que se inclina hacia los tonos grises del concreto desnudo. En la volumetría general, se aprecia la relación entre dos cubiertas a cuatro aguas con teja española en contraste con la linealidad y monumentalidad de la entrada y el concreto desnudo. Este último detalle nos evoca al arquitecto Tadao Ando, una de las influencias de Mónica Franco, y representa un guiño o quizás un homenaje por parte de la arquitecta colombiana al reconocido arquitecto de la luz.